viernes, 2 de mayo de 2014

Entre la causalidad y la casualidad.


(texto para el catálogo de la exposición gretchenfage, de Juan Luis carrasco)


 gretchenfrage en c-aps experience (mar 2014)


La interpretación de las estructuras subyacentes en una obra artística determinada y la observación intervencionista de la misma, forma parte del objetivo  de una actitud deconstructiva en el acto creativo. Frente al análisis estructuralista, a la actitud de la transgresión, o al dogma de estilo, la actitud deconstructiva pretende indagar en las interioridades de un concepto o una obra, fracturando, ordenadamente, sus argumentos, su lógica, para poner al descubierto su composición interior, la relación entre  el supuesto exterior e interior. Ni explica, ni pretende realizar análisis crítico de éste. Más bien se trata de entender el mecanismo de su funcionamiento. Esto se hace evidente en su arquitectura.
El lenguaje es una estructura convencional que es utilizado como soporte para la comunicación de ideas, emociones o sentimientos. La gramática constructiva se convierte en el vehículo susurrante en el que restallan las cacofonías de la idea contenida. Las rupturas de la estructura sirven al objeto de la explicación de su construcción en su sentido más íntimo, resultando de ello una estrategia de la comunicación.
El trabajo de Juan Luis Carrasco pertenece al mundo de lo inasible, dicho esto desde la futilidad de la justificación de su obra al menos, desde la justificación en términos inmediatos. No pertenece la suya al universo de los fenómenos causa-efecto. Su trabajo se apoya en una gramática ruptural que enfrenta su mundo (interior) y el que le rodea, que no necesariamente se solapan. Superada una fase de manejo gramatical de sus ideas e intereses, aprehendiendo siempre, investigando , probando nuevas fórmulas y sistemas, actualmente parece encontrarse cómodo en el trabajo colectivo, no tanto desde un punto de vista social, como individualista. El mundo de JLC tiende inexorablemente al enfrentamiento entre la individualidad innata de su carácter y la socialización necesaria de aquello que le rodea. De esta tensión parten las líneas que marcan el desarrollo de su trabajo. Su universo caótico está formado, como dicen Deleuze y Guattari en Caos y Cerebro, por elementos atractores y fuerzas repelentes que generan un sistema estable que se va desestabilizando progresivamente con el paso del tiempo y reestabilizando gradualmente como un sistema planetario. Este universo genera un caldo compositivo estructurado en torno a las fragmentaciones provocadas por esa relación de fuerzas en tensión. Los conceptos subyacentes son ahora más densos y  oscuros, ora trascendentes, ora determinantes, devienen una obra cada vez más madura, aunque no pierde un ápice del vértigo a lo desconocido, al descubrimiento.

Juan luis yáñez











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