viernes, 23 de noviembre de 2012

Textos y fotos extraídos del catálogo de la exposición de Laura Millán, "Miniencuadro, el camino de los hombres de plástico"




MAXIENCUADRO EN C-APS

A Laura la conocí en El Centro de Todas las Cosas. Fuí a la clausura, después de ver su trabajo en el blog. Fué toda una experiencia. Laura había montado un hospital de curación de plantas y podías llevar cualquiera que estuviera pachucha o se estuviera secando para que intentara recuperarla o darle supongo un poco de amor.
En el Descuartizamiento del Centro, como lo llamaron, ofrecieron jamón serrano, sin D.O., envasado al vacío y enmarcado, para que te pudieras llevar a casa una suculenta obra por 10 €. Después de venderse todos (unos treinta) en menos de media hora, nos fuimos con el anfitrión del espacio hacia los aposentos interiores donde pusimos en funcionamiento una antigua chimenea que hacía años que no se usaba, utilizando para prender la madera de los bastidores de uno de los cuadros usado en la exposición. Así fué el descuartizamiento y así es Laura, imprevisible, divertida, lúdica y bromista, con un humor ácido e ingenuo que no deja indiferente a nadie. Debido a su relación con David Pantaleón, realizador de cortos igualmente sorprendentes y vitales, ha desarrollado una  actividad como directora artística o “decoradora”, como diría Gil Parrondo, que le ha servido de caldo  de cultivo para desarrollar los temas tratados en sus minis. Porque el decorador en cine es un concepto completamente distinto al decorador en interiorismo. Mientras en cine el decorador es el “hacedor de decorados de platós”, es decir un creador, en interiorismo (cf. Adolf Loos Ornamento y delito), es el que rellena, viste, abriga los espacios.
El dominio de la técnica de la maquetación, la realización de pequeños artilugios escenográficos, le ha permitido expresarse con seguridad en sus miniencuadros, que no son otra cosa que escenografías imposibles para películas improbables, o quizá no tanto. La realización de su trabajo se hace con total honestidad y con la técnica más humilde, la artesanía, reivindicando con ella postulados ya presentes en épocas tan distantes en el tiempo como el anglosajón Arts&Crafts de finales del XIX.
Desde el punto de vista de experimentación museológica, laura es muy interesante para nosotros por  ilustrar la relación de su trabajo con la de las maquetas de arquitectura e interiorismo donde se pone a prueba un espacio a escala para su visualización y experimentación, en una época donde los sistemas informáticos, las renderizaciones y el modelado virtual, parecen barrer todas las técnicas anteriores en el tiempo, Laura reivindica el trabajo manual, pero desde el conocimiento de los nuevos sistemas, dejando ver que el futuro, como siempre, no es el barrido del pasado, sino la capacidad de transfusión con éste, en una mixtificación necesaria.
Pero Laura va mucho más allá. Impelida por la fuerza arrolladora del Cine, critica, piensa, reflexiona, propone y juega con sus hombres de plástico, los enfrenta a escalas y objetos recontextualizados de manera que surge un nuevo espacio, una nueva historia, el magma del cine. Porque el cine es eso, un sueño despierto en el que suceden las historias que pasan cuando duermes.
En el camino de los hombres de plástico, nos propone un recorrido a través sus obras, enlazándolas por medio de cintas de colores, cruzando el espacio donde se asienta la exposición, utilizando los distintos objetos que se encuentra, desde el mando de un grifo hasta la iluminación de un expositor, situando a sus pequeños hombres y mujeres, buceadores, electricistas o pintores, habitantes de su mundo, en el centro de este universo, en el que no se va a ningún sitio, sólo se recorre el camino que a cada uno le ha tocado, toda una metáfora de la vida misma.

Juan Luis Yáñez.










imágenes de la instalación de Laura Millán en la exposición de C-aps experience en aceropuro








instantáneas inauguración, 19-10-12, 0.25 h.

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